El puerto amanecía con un olor a brea y sal que mordía la garganta. Jonh caminaba despacio—las prisas no le habían servido de nada en la guerra—, la chaqueta dobladita

El puerto amanecía con un olor a brea y sal que mordía la garganta. Jonh caminaba despacio—las prisas no le habían servido de nada en la guerra—, la chaqueta dobladita
La lluvia madrileña caía con esa parsimonia que sólo conoce el otoño cuando Jonh marcó, una vez más, el número extranjero que se le había tatuado en la memoria. El
El leve ronroneo de los secadores flotaba sobre la peluquería del barrio como un canto eléctrico, y allí, entre mechones que caían en tirabuzones brillantes, Jonh descubrió el pulso que
Lo peor no fue perderlo todo.Lo peor fue perderse a uno mismo.Sin saber exactamente cuándo ocurrió.Sin poder recordar el momento exacto en que cruzó la línea,ni cómo se convirtió en
A Jonh no le gustaban los abrazos.No los pedía, ni los rechazaba. Simplemente no los buscaba.Tampoco el contacto visual. Era como si su mirada, grande y líquida, prefiriera no posarse
Hubo un tiempo en que fue un guerrero.De los que avanzan sin mirar atrás, espada al viento, la mirada fija en la victoria.Un hombre templado en batallas que no pedían
La ventana.Con sus marcos de madera antigua, ennegrecida por el tiempo y el tacto. El pomo dorado, gastado por los años, ya sin brillo, como una joya heredada de una
La mañana que Carmen me llamó por teléfono para darme la noticia, algo dentro de mí se rompió en silencio. Mi mente, como buscando refugio en lo inmediato, volvió a
Apetecía Dalí.Más que una exposición, más que un plan cultural de domingo lluvioso. Apetecía sumergirme en su delirio ordenado, dejarme absorber por la espiral de su locura lúcida, sentarme a
Llega la hora del recreo y el patio del colegio se llena de gritos, carreras y zapatillas gastadas. El momento más esperado del día. Mientras los equipos se organizan al